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El miedo lejano y otras fobias

ÍNDICE

 

Antesala

 

Sobre el tiempo

Luces opacas

Florido laude

El drama de Calixto

La hormiga y la cigarra

 

De la urbanidad

Vuelta de paseo

El miedo lejano

Tiro de gracia (caricatura mexicana)

La uva y el dominó

Revelación

Destino de átomos

Ecce Homo

 

De la pureza

Higiénica entrega

Prótesis

Ojo triangular

Dulce flagelo

Réquiem por Melisa (cuento tropical)

Las dulzuras del limbo

El nombre en el espejo

La importancia del condimento

La roncha canina (cuento de hadas)

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Las dulzuras del limbo

Me imagino que el cuento nació el día que un hombre de las cavernas acudió a su imaginación para transformar una anécdota común en algo digno de relatar. Podemos ver la escena; el grupo acuclillado en círculo, el hombre de pie frente al fuego cuya luz acentúa y dramatiza sus rasgos; detrás de él, las sombras como un telón de misterio. Este personaje, quizá un poco actor, un poco dilettante, empieza a describir con detalle la salida en la madrugada, la neblina, los pasos escurridizos de los animales entre la maleza, la ola de pánico al oír un ruido mayor, los latidos del corazón que se aceleran ante la cercanía de la presa. De la oscuridad, sus palabras conjuran paisaje, sonido, sensaciones; los rostros expectantes del público, las miradas atentas, lo estimulan a ser cada vez más creativo, a construir un escenario que poco a poco deja atrás la realidad y se convierte en ficción. El hecho es fidedigno: hubo una búsqueda, un encuentro y una muerte. Pero cada huella sobre la tierra húmeda, cada tallo roto, se convierten en materia de deducción; cada murmullo, en amenaza. La víctima no es un pobre roedor amedrentado, sino una bestia potencialmente mortal. Y la aventura no se resuelve con un mazazo y un grito, se alarga, involucra una lucha sorda, peligro, el esfuerzo valeroso para sobreponerse al adversario. La evidencia, el escuálido animalejo que se dora sobre las brasas, ya no tiene importancia: la imaginación lo ha convertido en un gran trofeo. Todos se retiran a sus cuevas, hambrientos, pero con un suspiro de añoranza; esa noche han atisbado las posibilidades de lo heroico. El relator ha construido una imagen; ha nacido el cuento. Si la presa hubiera sido un mamut, habría nacido la epopeya.
 

Todos inventamos cuentos. Es irresistible magnificar.

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CECILIA URBINA

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